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1975 // TRES JUGADORES DE FERRO Y EL ARBITRO PRESOS EN ROSARIO

A la comisaría por empatar en el último minuto

La foto publicada por El Gráfico: Rocchia, Arregu y Luraschi (fumando), acompañados por el presidente Santiago Leyden y el directivo Enrique Espíndola

De la mano de Don Victorio, Ferro marchaba segundo y buscaba no despegarse de un River que ya no iba a aflojar. Metropolitano de 1975, fecha 20. Derrota parcial y aparentemente inexorable en Rosario, contra Newell’s. Pero a los 37 minutos del segundo tiempo, Ferro descuenta de penal. Y faltando 1, empuja y ¡empata! Terminado el partido, los hinchas locales, disconformes con el resultado y con algunos fallos, agreden desde la tribuna al árbitro y a los jugadores de Ferro. La Policía actúa un rato después, solo para aplicar un curioso Código de Faltas entonces vigente en la provincia de Santa Fe. Conclusión: tres futbolistas de Ferro terminan presos.

Peor le fue al réferi, Jorge Álvarez, que además de detenido sufrió un desprendimiento de retina, producto de los golpes que llegaron a darle en el vestuario. Como consecuencia de ese ataque, el sindicato de los árbitros lanzó una huelga y el domingo siguiente no hubo fútbol profesional en todo el país. Al Burro Rocchia, la Chancha Arregui y Oscar Luraschi -los presos por parte de Ferro- los dejaron salir de la comisaría para quedar custodiados en un hotel por 24 horas.

Fue un episodio de los más bochornosos en la historia del fútbol de club.

Newell’s, que andaba por la mitad de la tabla, había dominado todo el partido a Ferro. A los 40 del primer tiempo se puso en ventaja con un cabezazo del Tolo Gallego; a los 6 del segundo, Jorge Valdano aumentó con un tiro desde afuera del área. Y con el triunfo casi asegurado, se retrasó.

Álvarez sancionó el penal para Ferro gracias a una falta sobre el Rulo Lorea; lo convirtió Rocchia y el descuento llevó a todo el equipo a buscar el milagro. Iban 44 minutos del segundo tiempo cuando Claverino recibió un pelotazo perdido y se la cruzó al arquero Alberto Carrasco.  2 a 2. Ahí se desató el escándalo.

Un hincha de Newell’s denunció en una comisaría que el árbitro había incurrido en «fraude deportivo» y que los jugadores de Ferro habían realizado «gestos obscenos» a las tribunas, conductas ambas reprimidas en la normativa contravencional santafesina. Al juez Álvarez lo detuvieron en el mismo sanatorio donde quedó internado por su lesión en el ojo, mientras que a los jugadores los llevaron en un patrullero mientras el resto del plantel volvía a Caballito.

A la mañana siguiente, los sometieron a un insólito juicio oral, con abogados defensores que el club tuvo que poner de urgencia. La única prueba en su contra fue la de un testigo: el mismo que los había denunciado. Basado en su «íntima convicción», el juez Felipe Zeisteger condenó a los tres, dando por cierto los hechos, y a la vez decidió perdonarlos en la aplicación de pena alguna.

El martes, Rocchia, Arregui y Luraschi se sumaron al resto de sus compañeros en Jujuy, adonde Ferro tenía que jugar un amistoso.

Fuentes

Archivo La Nación, archivo Clarín, archivo La Razón, archivo Última Hora, archivo La Capital (Rosario), archivo El Gráfico

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