Roberto César Franco llegó a Ferro a los 14 años. Venía de Moreno, en la otra punta del tren Sarmiento. Su maestro, como el de tantos otros en la generación que jugó en el club en los años 70s, fue José Scalise. Franco se quedó en Ferro toda una vida: jugó 248 partidos y consiguió dos ascensos a primera división. Sus compañeros lo apodaron Chupamiel, por su supuesto parecido con un personaje de la tira Patoruzito.
También es Beto Franco o simplemente el Negro Franco. Debutó en primera en 1970, en una fecha fácil de recordar. Lo cuenta él mismo en Mística Verdolaga, un hermoso documental producido por la Mutual de Socios del club: "20 de junio. Héctor Peláez que era el titular, estaba haciendo la colimba, tenía que jurar la bandera y no podía faltar. Así que me pusieron a mí".
Franco tenía 19 años; era un 4 metedor, que tiraba muy buenos centros. Ese debut fue en la B contra Deportivo Español: 3-0, goles de Reynaldo Aimonetti, Marcelo Moreno y Ricardo Tartaglia. "Yo decía: llévense a Pichi a algún regimiento del sur, así sigo jugando yo", bromea en la película. Ese año no volvió a ser titular.
Se afianzó en 1972. En ese Metropolitano hizo su primer gol, nada menos que a Vélez y en Liniers para ganar 2-0. Después repitió en aquel 10-3 con San Lorenzo (Mar del Plata), en el Nacional 76, y contra Deportivo Italiano, en la B del 78.
Franco jugó 17 partidos en ese equipo que ganó el ascenso. Se retiró ese mismo año, con Ferro en la A.