¿Quién será el de la foto? Somos todos. Los que pudimos estar ahí en el Templo de Madera, los que no; los que ni siquiera tenían edad para haber estado. Ese día cambió la historia; ese día salimos campeones por primera vez.

Eran las 5:30 de la tarde -minutos más, minutos menos- del 27 de junio de 1982. Ferro le acababa de ganar a Quilmes 2-0. Cuando el árbitro Teodoro Pascual Nitti decretó el final del partido, el campo de juego se terminó de teñir de verde. Unas 100, 200 personas, ya habían invadido y esperaban detrás del arco donde el Negro Juárez y el Burro Rocchia habían entrado en la gloria con sus goles. Otras tantas se les sumaron, empezaron a saltar desde la platea de cemento o a descolgarse de los alambrados de la tribuna…

La cancha se volvió un hormiguero de felicidad. Con jugadores en andas, con la vuelta olímpica. Un delirio inolvidable.