PADRES E HIJOS QUE JUGARON EN FERRO
Los Pastorini, que jugaron en el club con 22 años de diferencia, en una imagen del álbum familiar
Eduardo Deandreis es un prócer: fue el capitán del equipo que logró el primer ascenso a la máxima categoría de entonces. En 1912, Ferro le ganó a Racing Club “B” por 2 a 1 en la final de la División Intermedia y así subió a la Primera de la Asociación Argentina de Football, donde lo esperaban River y Boca. Don Eduardo era socio del club y venía jugando en todas las categorías desde 1907, año en que Ferro se integró a los torneos oficiales.
Se retiró en 1914. Y en 1937 se convirtió en el primer futbolista de Ferro con un hijo que también defendió los colores del club. Deandreis padre era back derecho o back izquierdo; Mario Pedro, su hijo, delantero. Deandreis hijo Jugó hasta 1939; armando delantera con Alfredo Borgnia y Jaime Sarlanga, anotó 9 goles, incluyendo un triplete a Argentino de Quilmes.
Los Deandreis no son el único caso de dos generaciones jugando en la Primera de Ferro. En abril de 1961, el maestro José Della Torre hizo debutar en la mitad de la cancha a Héctor Carrasco. Un centrojás habilidoso que cada tanto hacía una de más. En la misma posición jugaba Carrasco hijo, Héctor Gabriel, un volante central aguerrido que en el último lustro de los 80s compitió por la titularidad con -entre otros- José Fantaguzzi.
Contemporáneo de Carrasco padre fue Juan Andrés Pastorini, un wing derecho rápido y de muy buena pegada. Protagonista del ascenso en 1963, marcó un golazo olímpico en el cuadrangular final de ese campeonato contra San Telmo, en el Gasómetro. Su hijo Marcelo Andrés se desarrolló luego en otros clubes de Ascenso; era volante defensivo y jugó 24 partidos en distintas temporadas con Carlos Griguol como entrenador.
Carrasco padre y Pastorini padre compartieron plantel durante 3 temporadas y llegaron a estar juntos en la cancha en 13 encuentros. Los hijos no tuvieron ningún partido en común. Con un detalle curioso: el 24 de enero de 1988, Gabi Carrasco reemplazó al Huevo Pastorini en el segundo tiempo en un 1 a 0 contra Talleres, en Caballito, con gol del Zorro Miranda.
Otros padre e hijo de Ferro: los Gatos Leeb, ambos delanteros. Gato grande, Félix Luis, llegó a Ferro en 1971, después de revistar en varios clubes. El Gatito, Carlos Fabián, vino en 2002, muy mal físicamente, para retirarse definitivamente del fútbol después de apenas 3 veces.
El máximo goleador de la historia de Ferro, Carlos Alberto Vidal, con 108 goles entre 1967 y 1979, es el padre de Claudio Marcelo, que hizo 7 entre 1994 y 1997. Lo del Goma fue glorioso desde el principio: a dos semanas de debutar, le hizo un gol a Amadeo Carrizo -nada menos- y terminó como invitado en los almuerzos de Mirtha Legrand. Al Gomita le tocó una época de mucha rotación de delanteros: sumó 48 presencias en Primera, hizo dos goles seguidos (uno a Nacho González, de Racing, y otro a Luis Islas, de Independiente) y se fue a jugar a Almagro.
El Gomita Vidal hoy es DT, como el Gatito Leeb. Carrasco y Pastorini juegan en Ferro Senior.
El siguiente caso fue el de los Itabel. Leonardo Fabián, alias El Mudo, debutó con un gol en la inauguración del torneo 1986/87 y pocas fechas después le hizo dos a Vélez. Tenía su propia canción: «Itabel, Itabel/Te queremos ver». Su hijo, Kevin, se sumó para el campeonato 2017/18.
Federico Marchesini, hijo de Víctor, se destacó en la Reserva y en 2022 fue cedido a préstamo, como tantos juveniles del club durante la privatización en favor de Cristian Bragarnik.
El último caso es el de Lautaro Giaccone, incorporado después de la fecha 4 del Nacional B 2022. Su padre, Ariel Giaccone, clase 75, jugó 20 partidos entre 1988 y 1989.
Fuentes
Archivo Pablo Abiad, archivo Marcelo Garibaldi, archivo Gustavo Cuenca, archivo Clarín, archivo Popular, Club Ferro Carril Oeste: “Los primeros 75 años (1904-1979)”