La tabla de posiciones en la penúltima fecha del campeonato de Primera B de 1963 daba lugar a 81 combinaciones diferentes según los resultados que en la última jornada podían sacar Ferro, Sarmiento (Junín), San Telmo y Unión (Santa Fe). Una única opción matemática era el cuádruple empate en el primer puesto, que fue lo que sucedió: una serie de marcadores imprevistos determinaron una definición totalmente inédita en canchas neutrales entre los cuatro equipos. Muy emocionante para todos menos para Ferro, que no solo perdió esa tarde el partido que no tenía que perder, como local justamente contra Sarmiento, sino que además se mandó una fiesta digna de un campeón antes de que empezara el partido.
Esa tarde hubo de todo en Caballito. En la semana previa se habían pintado de verde y blanco los cordones de las veredas y los árboles de barrio. El estadio, todavía completamente de madera, amaneció decorado con banderines triangulares. Hubo fuegos artificiales, bombas de estruendo, una suelta de palomas. Y cuando los jugadores salieron al campo de juego, desde la tribuna se arrojaron papeles de colores. Pero en lugar de vuelta olímpica hubo desazón e incertidumbre por el incierto desenlace que se venía...
Fue la primera vez que se tiraron papelitos en cancha de Ferro. Norberto Galdín, un hincha que estuvo ese día en la tribuna, recuerda que un miembro de la barra que vivía en la calle Canalejas (hoy Felipe Vallese) fue quien aportó la idea y su ejecución. Trabajaba en la bodega Talacasto, que estaba en la calle Maturín, en La Paternal, y de ahí se trajo más de cien paquetes de etiquetas de vino que habían sido descartadas. Cuando ese sábado 7 de diciembre los jugadores salieron del túnel a buscar el ascenso, desde la cabecera de Ferro no se podía ver otra cosa que la nube de papeles.
La fiesta, en realidad, se la hizo el árbitro Miguel Comesaña: expulsó a poco de empezar al defensor Osvaldo Biaggio y sancionó tres penales, aparentemente todo con acierto. Los dos primeros los convirtió Manuel Suárez para Sarmiento; Norberto Desanzo desvió el de Ferro, Comesaña lo hizo patear de nuevo por adelantamiento del arquero y, en vez de Desanzo, Antonio Garabal puso el 1-2 final. En los otros partidos clave, San Telmo le ganó como visitante y en el último minuto a Los Andes por 1 a 0 y Unión, que fechas antes estaba lejos de toda discusión, goleó 5 a 0 a Deportivo Italiano en Santa Fe.
En las finales, Ferro debutó contra Sarmiento y contra sus propios sus fantasmas. Fue en cancha de San Lorenzo; como no podía ser de otra manera, la rutina de las etiquetas de los vinos Talacasto se repitió. A la hinchada de Ferro le tocó la tribuna visitante del Gasómetro. Galdín recuerda que el viento en contra trasladó los papelitos a una terraza cercana, donde trabajaba un colchonero que se pasó la tarde insultando a los de Ferro mientras limpiaba el lugar. Ferro ganó 2 a 0 con goles de Juan Pastorini, uno de ellos olímpico.
El siguiente fue 1 a 0 a Unión, en Huracán, con otro de Pastorini. El último, frente a San Telmo, de nuevo en San Lorenzo, 3 a 1 (Pastorini, Ángel Reynoso y Rubén Fernández). La gente volvió al club caminando, avenida La Plata derecho, con una campana de tren encabezando la caravana. Hubo ascenso y, ahí sí, fiesta completa en Caballito.