San Lorenzo y Ferro son vecinos de toda la vida. Cuando el Viejo Gasómetro se cerró, en diciembre de 1979, el presente de los dos clubes eran bastante distinto de lo que había sido hasta entonces. San Lorenzo, primer campeón invicto del Profesionalismo, se preparaba para el primer descenso de su historia; nosotros, recién subidos de la B, estábamos por entrar en una fase de éxito inolvidable. En esos años, los partidos entre ambos eran un pequeño clásico barrial, con su correspondiente pica, y Ferro ganaba más de lo que perdía.
La última vez que jugaron ahí, en avenida La Plata entre Inclán y Las Casas, fue el 29 de abril. 1 a 1. Miguel Ángel Torres abrió el marcador para San Lorenzo a los 12 minutos del segundo tiempo. Empató el Burro Rocchia faltando 1, gracias a un penal que sancionó el árbitro Jorge Romero por falta de Jorge Olguin a Jorge Garello.
A San Lorenzo lo dirigía Carlos Bilardo. Tenía a Claudio Marangoni como número 5 y a Narciso Doval a un costado. En el banco estaba el Cai Aimar.
En Ferro, el técnico era todavía Carmelo Faraone, que esa tarde había puesto al Burro promediando el complemento, en el medio, en reemplazo de Rodolfo Vilanova. Los marcadores centrales fueron Héctor Dragonetti y Silvio Sotelo. También jugaron Cacho, el Negro Rodrígues Neto y la Chancha Arregui.
El Mudo Aleva registró justo ese último gol de Ferro en la vieja cancha de San Lorenzo: infalible desde ahí, Rocchia está por colocar la pelota en el lado opuesto al elegido por el arquero César Mendoza. Cómo no entender la alegría de San Lorenzo por el regreso a Boedo si esos tablones que se ven al fondo se parecen tanto a los nuestros.