Desde el inglés Edward Wickers -posiblemente el primer goalkeaper de Ferro en el Amateurismo- hasta Andrés Bailo, Ferro tuvo arqueros buenos y muy buenos. También de los otros. Pero solo uno fue capaz de anotar un gol en el arco de enfrente: Ariel Rocha, que jugó 75 partidos en el club.
Ese gol lo convirtió en uno de los últimos, el 12 de abril de 2000, en la fecha 9 del Clausura. Ferro venía a los tumbos, camino del descenso; en la jornada anterior, había empatado en Caballito con Instituto (Córdoba), consiguiendo el último punto en la A. El sendero ininterrumpido de derrotas hasta el Nacional B continuó en cancha de Rosario Central, con un 2-4 en el que el Bebé Rocha hizo el segundo gol de descuento, de penal.
Rocha empezó su carrera en Victoriano Arenas y completó las divisiones inferiores en Ferro. Le tocó ser suplente de Germán Burgos, hasta que una tarde de abril de 1993 -con el Mono expulsado- salió a la cancha por decisión del Maestro Timoteo. A los pocos minutos de ese debut, nada menos que contra Boca, el árbitro Carlos Mastrangelo le cobró un tiro libro indirecto por agarrar con la mano un pase del Ratón Ayala.
Después tuvo buenos y malos momentos, en tiempos difíciles para Ferro. Ese único gol de arquero en la historia del club se lo marcó a José Buljubasich a los 20 minutos del segundo tiempo, gracias a una falta en el área que Darío Marra le convirtió a Nicolás Hernández y que sancionó Gabriel Brazenas.
Rocha siguió su carrera en Independiente, el club del que es hincha, y llegó a ser capitán; lo sentenció un error en un clásico contra Racing. Después pasó por Nueva Chicago y en 2004 se retiró en Arsenal. Siempre recuerda con cariño su paso por Ferro. Hoy administra negocios familiares: campos, inmuebles y una línea de colectivos.