Cuando Oscar Román Acosta debutó en Primera, en marzo de 1982, era un rubiecito rápido y habilidoso a quien el sabio Timoteo solía poner solo en los segundos tiempos. Dos meses después de su primer partido en Primera, entró con la camiseta 15 y anotó su primer gol. Fue contra Vélez.
Empezaba a andar el Campeonato Nacional y Ferro era una máquina. Tocaba el entonces llamado interzonal, una fecha en la que un equipo se enfrentaba a otro, clásico rival, correspondiente a otra de las zonas preliminares del torneo. Ferro estaba en la B y Vélez, en la D.
Partido trabado. El Negro Juárez abrió el marcador a los 26 del segundo tiempo. Ferro trató de enfriar el trámite y el Cabezón Acosta entró por Claudio Crocco para tener la pelota. Faltando 3 minutos, Acosta se encontró con el arquero Jorge Bartero y se la puso por un costado. Vélez -que usó ese día una camiseta alternativa- descontaría en el minuto 89 con un penal de Carlos Bianchi. 2 a 1.
Acosta hizo un total de 39 goles en Ferro, incluyendo uno en la Libertadores de 1985 y otro, inolvidable, eludiendo a medio equipo de River. También integró el plantel argentino en la Copa América de 1987. En 1989 fue transferido al Servette (Suiza). A los dos años tuvo la oportunidad de jugar en Vélez y en 1992, en River. Anduvo también por Japón (ANA Yokohama), Chile (Universidad) y Ecuador (Coquimbo).
Volvió a Ferro a los 37 años, para retirarse en aquel aquel equipo espantoso que bajó a la B Metropolitana. Estaba pelado y con menos fútbol; no convirtió ningún gol. Hoy vive en Suiza.