1980

Los reflejos del Loco

Rubén Omar Sánchez llegó a Ferro para jugar el torneo de Primera B de 1978. Estaba casi hecho, a punto de cumplir los 33 años. Venía de Lanús, donde se fue a la B, y de una temporada sin grandes éxitos en el Atlante (México). Pero antes -entre 1966 y 1975- había jugado más de 200 partidos oficiales en Boca, donde supo quitarle el puesto nada menos que a Antonio Roma, uno de los arqueros más importantes del siglo pasado.

Sánchez debutó en Ferro en la primera fecha (1-1 con Deportivo Italiano) y se perdió un solo partido de ese campeonato: el último, para darle lugar en el festejo a su suplente, Horacio Durich. El Loco fue una pieza clave del ascenso: sobrio, piernas fuertes, excelentes reflejos para sacar una bola de ángulo o para achicar contra un palo. Nada de Loco, que era el apodo que le pusieron en las divisiones inferiores de Boca por su afición a las bromas.

La valla del Loco Sánchez fue la menos vencida de campeonato de la B del 78, con un promedio de 0,82 gol por partido. En 1980, Sánchez empezó a pelear el arco con Carlos Barisio, que fue el elegido de Timoteo para esos tiempos. Y en 1981, cansado de estar en el banco de suplentes, se fue a Newell's Old Boys.

28 de julio de 2018

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