Esa noche no cabía un alfiler, literalmente. La imagen es posterior al cabezazo inolvidable del Fino Cañete que selló la serie y nuestra segunda estrella. Algunos hinchas de River ya habían empezado a encender los tablones de la tribuna visitante y el partido estaba a punto de ser suspendido, con la Policía dentro del campo de juego y trompadas por todas partes. Al momento del flashazo del Mudo, a Ferro le faltaban minutos para ser campeón.
Fue el 30 de mayo de 1984. Se vendieron 23.650 entradas, según se informó oficialmente. El árbitro era Teodoro Nitti, un réferi de la vieja guardia.
En la avenida Avellaneda, de fondo de lo que después fue el sector Peti Dalessandro, todavía había más árboles que edificios. Los alcanzapelotas vestían de amarillo, de riguroso Topper. Y detrás de los arcos -todavía cuadrados y de madera- estaban los carteles con publicidades que se terminaban marcando en la memoria tanto como los apellidos de los jugadores.
La tribuna de Ferro explotaba... "Sí, sí, señores, yo soy de Oeste/Sí, sí, señores, de corazón...". En el medio, contra el alambrado, sobresale una bandera con una inscripción improvisada que lo anunciaba desde temprano: Ferro campeón 1984.