Es triste ver casi un baldío donde durante tantos años tuvimos este monumento. Así lucía la platea de madera el 21 de octubre de 1978. Todavía no estaban los edificios de Avellaneda al 1.100, ni la publicidad de la concesionaria Sergi -antes que la de Topper- había reemplazado a la de Thompson & Williams, una antigua casa de ropa de hombres que tenía auspicios en todas las canchas. Estaba por empezar el partido que Ferro le ganó 3-2 a Los Andes y significó nuestro último ascenso a Primera División.
Se la llama platea de madera en oposición a la otra, la de cemento, inaugurada en 1971. A la izquierda estaba el pedacito de tribuna local que más tarde llevaría el nombre de Peti D'Alessandro. En la otra punta, el alambrado separaba del codo que habitualmente era para los visitantes. Y en el medio, sí, las plateas, verdes y blancas, que esa tarde estuvieron a reventar.
Arriba había cabinas para la prensa, algunas vidriadas y otras al aire libre. Y haciendo techo, los carteles de Athleta -la marca oficial de indumentaria hasta 1980- y Amper, una casa de venta de materiales eléctricos al por mayor.