Alfredo Runzer fue la gran contratación de Ferro en 1951. Era un centroforward grandote, que había sido el tercer goleador del campeonato de 1950 jugando para Atlanta. Se sumó a otros dos buenos atacantes que estaban ya en el club: Julio Osvaldo Salvucci y Alberto Piovano. En esa primera temporada, Runzer jugó 28 partidos e hizo 8 goles.
Después perdió el puesto con Ángel Omarini, que terminó siendo el máximo artillero de Ferro en el 52. En octubre de ese año, Runzer emprendió un inesperado viaje a Río de Janeiro (Brasil) que terminó antes de lo previsto: entrenó con tres equipos, no quedó en ninguno y terminó su carrera en Ferro.
Tenía entonces 27 años. Runzer voló acompañado de Julio Calafell, periodista allegado al club. En enero de ese 1952, Ferro había hecho una gira por el sur de Brasil -con Runzer en el plantel- y había dejado una buena impresión.
Las primera información sobre el lance de Runzer por tierras brasileñas la publicó el carioca Diario da Noite, que dijo tener conocimiento de que el futbolista viajaba para probar suerte en el Bangú Atletico Clube. El técnico de este equipo -que ese año salió cuarto en el torneo estadual- había estado en Buenos Aires.
También en los primeros días de octubre, Correio da Manha informó que Runzer estaba siendo ofrecido a la Associação Atletica Portuguesa, un equipo más chico, pero que éstos en realidad querían al peruano Valeriano López, que estaba en Huracán y por el que se pedía «la fantástica suma de $ 600.000″.
Jornal dos Sports señaló, a su vez, que Runzer tenía una especie de cláusula de rescisión de 350 mil cruzeiros.
Correio da Manha le hizo un reportaje. «La verdad es que no me imaginaba estar en estas horas en Brasil. Un día antes del embarque los dirigentes de mi club me lo comunicaron. A mí también me sorprendió», se sinceró el jugador. A Ultima Hora le dijo que se consideraba «temperamental» y «goleador».
A fin de octubre, Runzer entrenó finalmente en el estadio Laranjeiras, con Fluminense, campeón de Rio. Tampoco gustó: el Jornal dos Sports le encontró que tenía «apreciables posibilidades técnicas» y «un potente tiro», pero que estaba «fuera de estado».
El 2 de noviembre, el mismo diario aseguró que Ferro le había enviado un telegrama a Fluminense exigiendo el retorno inmediato de Runzer, cosa que sucedió. Ese día, Runzer ya estaba en Buenos Aires y jugó para Ferro; le hicieron el penal que significó el gol en un 1-1 con Huracán.
No se conoce que haya continuado su carrera en 1953 en ningún otro equipo.
Ultima Hora, Correio da Manha, Diario da Noite, Jornal dos Sports (Río de Janeiro), Globopedia