1994

Estilo Motta

Los años 90s en Ferro... Refuerzos estrambóticos, desde africanos hasta europeos; amistosos con equipos igualmente originales para abrir mercados a los que jamás llegamos; un capricho para la camiseta más fea de todos los tiempos y una mascota impresentable, entre otros hitos. Sería injusto comparar los resultados de esa década con la anterior, sencillamente porque los 80s son difíciles de repetir. Incluso podría ser un exceso despotricar contra los criterios estéticos de esos años, porque cada época tiene lo suyo... Lo peor de los 90s en Caballito no fue eso, sino el cambio de rumbo hacia la incertidumbre, el alejamiento del club de los valores que lo llevaron a lo más alto. La consecuencia la sufrimos una década después, con la situación más dramática de la historia, en lo deportivo y en lo institucional.

Rodolfo Motta es un símbolo de los 90s en Ferro. Fue un buen director técnico, con dos ascensos a la B Nacional (Nueva Chicago y Brown de Arrecifes) y algunas salvadas en Primera (Chaco For Ever, Temperley). Pero no tenía nada que ver con Ferro, ni en estilo ni en proyecto.

Llegó al club en noviembre de 1994 para reemplazara a Miguel Micó, hombre de la casa.  En ese Apertura que arrancó ya empezado, dirigió 5 partidos y ganó 1; en el Clausura 1995, ganó 4 de 19, y en el Apertura siguiente, 2 de 15.

La foto del Mudo Aleva corresponde el primer partido de Motta como local, después de un debut muy digno contra el Boca del Beto Márcico y de una derrota en Lanús. Esta vez fue 1-1 con Rosario Central. Motta salió al banco con camisa negra y motivos multicolores; el de al lado es Pablo, el hijo, su ayudante de campo. También está el médico, Enrique Rottemberg, y dos suplentes: a la izquierda, Hugo Donato; a la derecha, el Bocha Biazotti.

 

22 de noviembre de 2018

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