Este es un vestuario feliz. El 31 de mayo de 1981, Ferro le ganó en el Templo de Madera a San Lorenzo por 2 a 1. El equipo de Timoteo era la sensación del Metropolitano: llevaba 7 partidos sin perder y 11 victorias en 20 fechas. Empezaba a construirse la historia... El Mudo Aleva, metido tras bambalinas, retrató a algunos de quienes la estaban poniendo los primeros ladrillos.
Está Cacho Saccardi, flaquito, a la izquierda. A la derecha, el Gringo Scotta, que llegó al club como goleador y se fue sin pena ni gloria y esa tarde, jugando para San Lorenzo, hizo el primer gol de partido. A su lado, otro Cacho, Espíndola, actor, bohemio y -sobre todo- gran hincha de Oeste. Y el de corbata es Luis María Bonini, el preparador físico de ese plantel; el responsable de que Carlos Griguol tuviera 11 aviones yendo, viniendo, rotando, robando y ganando.
El profe Bonini hubiera cumplido 71 años este este 24 de febrero. Su muerte, en noviembre de 2017, fue lamentada en Ferro, en cada lugar donde trabajó -México, España, Chile, donde vivía- y en cada lugar donde se conoció su condición tipo noble, laburador y entregado sus grupos.
Venía de ser el preparador físico de León Najnudel en la primera división del básquet de Ferro. Griguol lo sumó al fútbol y Bonini pasó a ser una de las piezas claves en ese equipo histórico de los 80s.