Oscar Américo Agonil fue un típico producto de la escuela Timoteo. Un jugador ordenado, de perfil bajo, que supo desempeñarse en distintos puestos y siempre rindió. No fue una estrella, pero en un esquema aceitado como el del Ferro de los 80s era una pieza que encajaba a la perfección.
Debutó en el club en el Metropolitano de 1982, como delantero. Jugó nada menos que 301 partidos, en los que convirtió 10 goles -ya como lateral derecho- incluyendo un penal para ganar un clásico de Oeste, de visitante, en el final de la temporada 1989-90. Su última vez en Ferro el 16 de junio de 1991. ¿Y qué hizo después?
Durante los tres años posteriores a su retiro, Agonil fue técnico de las divisiones inferiores de Rosario Central, el club en el que fue campeón en el Nacional del 80. Nacido en Colonia Elía (Santa Fe), en Central había debutado en 1975, a los 19 años. Fue Griguol quien lo llevó a la Primera. Agonil venía de Argentino de Firmat. Hasta entonces, había jugado también como volante por derecha: un verdadero polifuncional.
En 1979, Griguol lo pidió desde Kimberley (Mar del Plata) para jugar el Nacional. En 1981 se lesionó los ligamentos y Central lo mandó a Gimnasia (Jujuy). Y en 1982, después de la primera estrella, el Viejo lo llamó de nuevo. "Ne encontré con un club grande. Una muy buena infraestructura para todos los deportes y un plantel de fútbol espectacular", cuenta Agonil.
Le quitó el puesto a Mario Gómez, que tenía problemas en la cadera, y se quedó por casi una década. En el 84, fue campeón y apareció en la tapa de El Gráfico. Y en el 85 jugó la Copa Libertadores: esta foto de la agencia Noticias Argentinas y lo muestra mano a mano con Julián Camino, de Estudiantes (La Plata).
Agonil vivía en la calle Morelos, cerca de la Plaza Irlanda, con su esposa y sus dos hijas. Hoy, lejos de fútbol, tiene una vidriería y marquería en Rosario.
Y también despunta el vicio del fútbol. No por televisión, sino jugando en la liga de los veteranos de Bancos y Seguros, por donde también anduvieron cracks como el Tata Martino, el Trinche Carlovich o el Galgo Dezottt. Ahí, Agonil volvió a jugar como delantero.