Ya se fue al gol. Miguel Ángel Juárez se la tiró larga al arquero de San Lorenzo, el paraguayo César Mendoza, y emprendió la carrera final. Más atrás aparece Claudio Crocco, Papelito, el otro puntero de Ferro. Y los defensores de San Lorenzo, corriendo de atrás, vencidos. Cuando el Negro Juárez vuelva a tocar la pelota, va a ser para empujarla y salir corriendo a festejar detrás del arco de la tribuna de Ferro.
1-0, tercera fecha del Metropolitano de 1981. El partido se jugó en el Templo de Madera, pero San Lorenzo -que entonces no tenía cancha- fue el que hizo de local.
Juárez venía de jugar en Platense -donde se destapó- y antes, en Rosario Central. Fue el primer jugador que ese año pidió como refuerzo el Maestro Timoteo, después de la fallida incorporación del Gringo Scotta en 1980.
En ese Metro del 81, Ferro venía de ganarle a Sarmiento (Junín) en el debut y a Unión (Santa Fe) en la segunda fecha. El equipo ya estaba convencido del mensaje de Griguol y no se iba a bajar de la pelea por el título sino hasta la última fecha.
Lo mejor estaba por venir.
En el campeonato invicto de 1982, el Negro Juárez metió nada menos que 22 goles goles en 21 partidos.