La Federación Internacional de Historia del Fútbol dice que Juan Antonio Domingo Rocchia está en el top ten de defensores más goleadores del mundo. Le contabilizan nada menos que 86, convertidos en Racing (1969-1972) y Ferro (1973-1983). Además de tener una personalidad enorme, el Burro era un excelente cabeceador y pisaba el área contraria con la fe de los delanteros, como aquella tarde gloriosa del 82 contra Quilmes.

El Burro Rocchia difícilmente erraba los penales. El 10 de marzo de 1974, Ferro llegaba invicto y expectante a la fecha 7 del Nacional. El rival era Colón (Santa Fe). No había terminado el primer tiempo que -una actuación en falso- ya perdía 3 a 0. Faltando 7 minutos para el final, el defensor Edgar Fernández le hizo una falta en el área a Eduardo Cicarello y el Burro fue a patear el penal.

Cosa extraña, se lo atajó Chocolate Baley. Pero el árbitro Miguel Comesaña entendió que el arquero se había adelantado y le permitió a Rocchia ejecutarlo de nuevo. Ahí marcó el descuento. Ferro perdería finalmente 3 a 2.

En 1974, Rocchia pateó un total de 6 penales. Convirtió 5 -incluyendo dos en un mismo partido a Argentinos Juniors- y reventó uno en el palo contra Deportivo Mandiyú (Corrientes).