El 30 de julio de 1961, domingo, debe haber hecho frío en Buenos Aires. Ferro recibía esa tarde a Estudiantes de La Plata en la penúltima posición de la tabla: era ganar o ganar. El otro partido importante se jugaba en Parque Patricios, donde Independiente visitaba a Huracán; razón suficiente para tener a mano una radio a transistores.
Y resultó una buena tarde... Huracán perdió 2 a 0. Ferro también empezó abajo, pero en el último cuarto de hora fue una tromba: empató Dante Lugo de penal, estiró Antonio Garabal de arremetida y liquidó el brasileño Rudymar con un zurdazo.
Al terminar la tarde, Ferro había escalado dos posiciones. Ese año evitaría el descenso gracias al sistema de promedios.