Salen los jugadores a la cancha: el Burro Rocchia y el Goma Vidal, charlando tranquilos en primera fila, y el Rulo Lorea más atrás. Por el clima de la foto, parece ser el final del entretiempo más que el comienzo de un partido. Es en ese Nacional de 1974 en el que Don Victorio llevó al equipo a la fase final. Los muchachos acaban de salir del túnel del viejo vestuario del Templo de Madera.
Usan esa camiseta verde inolvidable, la del escudo gigante en el pecho, orgulloso y sin sponsor. Detrás se alcanzan a ver las rejas, los tablones y algunos hinchas pegados al alambrado sobre lo que tiene que ser el último tramo de la tribuna local. A espaldas de Lorea, abajo, se entrevén dos personas (¿de traje?), que todavía no subieron los últimos escalones.
El ingreso a aquellos vestuarios estaba frente a la cancha auxiliar. La desembocadura eran esas baldosas cuadradas, grises, bordeadas del cerco blanco que estuvo ahí hasta mediados de los 80s. Así salía Ferro a la cancha.