2001 // LA ENTRADA DEL DEBUT CON DERROTA EN PRIMERA B

El fondo del fondo del fondo del mar

El  estadio José María Olaeta, del viejo Club Argentino de Rosario, está en la avenida Sorrento, cerca del arroyo Ludueña. Hacía allá nos dirigimos el domingo 5 de agosto de 2001 para ver cómo Ferro perdía uno de los partidos más humillantes de su historia. Se jugaba la fecha 5 del campeonato de Primera B, pero para nosotros era doble debut: primera presentación en el torneo y primera en la tercera categoría del fútbol argentino. Y el resultado no pudo haber sido peor: 0-1 a poco del final, con un gol casi en contra del arquero Juan Carlos Raña.

Los jugadores de Ferro -la mayoría desconocidos- terminaron pegados al alambrado, pidiendo un poco de paciencia y otro de disculpas. El viaje de regreso desde la cancha del Salaíto -como llaman a los de Argentino- duró como un viaje a la Luna. No teníamos idea cuánto iba a tomarnos el de regreso a la Primera División.

Habían partido micros desde la Puerta 6, a razón de 10 pesos por barba. Según Clarín, esa tarde hubo 500 hinchas, desparramados en una tribuna; es decir, debe haber habido 1.000. La entrada valía 5 pesos y, a diferencia de las de la A, salían de un talonario de papel -no eran magnéticas- y no llevaban escrito el nombre de los equipos. El precio estaba borroneado, porque -como sucedería con otros partidos en la categoría- los locales querían cobrar más cuando Ferro iba de visitante.

Se recaudaron $ 3.259. Las boleterías de Argentino las encontramos frente a un campito, a metros del ingreso a la tribuna visitante.

La administración de Ferro llevaba un tiempo intervenida por un juzgado en lo Comercial, que meses más tarde decretaría la quiebra del club; Futbolistas Argentinos Agremiados había trabado una inhibición por una deuda de 57 mil dólares. Para poder debutar, los 10 refuerzos -entre otros, el Fruta Marcelo, el Pájaro Mangiantini, Kiki Galarza- tuvieron que presentar un amparo.

El técnico era Fito Della Pica. Mangiantini y Lucho Sosa, con sendos tiros de media distancia, fueron los protagonistas de las dos únicas jugadas de cierto riesgo para Ferro. Era un 0 a 0 clavado. A los 37 minutos del segundo tiempo llegó, Damián Akerman -que después jugaría en Ferro- sacó una masita desde la derecha, a Raña le tartamudearon las manos y la terminó empujando al gol.

Esa tarde, Ferro también estrenó camiseta a tono. Marca Mebal, con publicidad de Bundes Sport, en un verde chillón con vivos blancos y negros en las mangas.

Fuente: Colección Carlos Guaraldo, archivo Clarín, archivo La Nación, archivo Olé
28 de julio de 2023

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