El 31 de marzo de 2001, Ferro llevaba dos fechas descendido y todavía le quedaban dos más para terminar un Nacional B que fue un drama. Ese día, en Mataderos, Jorge Cordon jugó el último de sus 261 partidos en el club. Le tocó empezar en el banco de suplentes, sentado en una punta, como empezando a despedirse.
El técnico, Jorge Castelli, lo hizo entrar faltando 10 minutos por Félix Décima. Ferro se había comido una ráfaga de Nueva Chicago: 3 goles en 11 minutos, promediando el segundo tiempo, que iban a ser irremontables, como todo para ese equipo. A pesar de ese escenario de caída, ya habían empezado a aparecer los juveniles que iban a regresar a la categoría dos temporadas después: atrás, Cristian Tula y Maxi Velázquez; el Perro y Agustín De la Canal en el medio y Mario Costas adelante.
En el banco, al lado del Gordo, el arquero suplente es Diego Berdún, que no llegó a debutar en Primera. Los otros son Cristian Hudaied, Fernando Sanjurjo y el paraguayo Edgar Bogado.
Cordon se fue al Cádiz, en la Tercera de España. Pero iba a volver a su casa.