El uruguayo Eduardo Collado llegó a Ferro en 1964, procedente de Nueva Chicago, para pelear un puesto en el mediocampo. Ferro acababa de regresar a la A. El técnico, Antonio Faldutti, lo hizo debutar en la sexta fecha -una derrota en cancha de River- y Collado, flaco y alto, se fue afianzando con el correr del tiempo. Se quedó en el club hasta completar nada menos que 193 partidos.
Que no fueron seguidos, porque entre 1969 y 1971 jugó en Atlanta. Ni fueron en el mismo puesto, porque Collado arrancó de 5, en un momento lo corrieron a la derecha y terminó como marcador central.
Sin ser delantero, hizo 17 goles. Tenía a favor una muy buena pegada, de modo que pateaba muchos de los tiros libres que Ferro tenía cerca del área rival, en competencia con el Ratón Leonardi, otro gran shoteador. Justamente así, de tiro libre, Collado le convirtió a Racing, en septiembre de 1967, el gol que significó la primera derrota del Equipo de José después de consagrarse campeón del mundo. Una vieja grabación en blanco y negro muestra lo bien que también le pegaba de penal.
En la foto del Mudo, Collado es saludado por el arquero suplente, Daniel Rodríguez, y por un colaborador del cuerpo técnico. Había convertido otro gol. A Independiente, en ese caso, que le permitía a un Ferro revelación alcanzar un inédito primer puesto en el Metropolitano.
Otra particularidad de su carrera: entre agosto y octubre de 1968, mientras se jugaba el Reclasificatorio, fue a la vez técnico y jugador.
Su primer club fue Excursionistas. Tras su salida de Ferro, se retiró en 1974 en Emelec (Ecuador).