Corría abril de 1964 y la revista El Gráfico sacó un número especial, de 100 páginas, anticipando el comienzo del torneo con notas, fotos y fichas de cada plantel. A Independiente lo definió como "el campeón que no baja los brazos"; a River, que había salido segundo y estaba en abstinencia de títulos, se le marcó la "urgencia por ser ganador"; mientras que para Boca, el campeón de ese año, el título fue por el lado de que tenía "la persiana baja", porque había sido muy medido en el mercado de pases. ¿Y Ferro? La misma pregunta que vale hacerse más de 50 años después...
Al equipo lo dirigía Antonio Faldutti. Acababa de volver a la A y tenía varios nombres nuevos, como el de Eduardo Collado, procedente de Excursionistas; Mario Griguol, procedente de River, y tres ex Vélez: Felipe Ribaudo, que en realidad había salido del club; el arquero Rodolfo Piazza y Orlando Benedetto. "¿Qué pasará con Ferro?", se pregunta El Gráfico en su relevamiento.
El pronóstico es lapidario: "Pese haberse consagrado campeón (de la B), no alcanzó para que Ferro mostrara una envergadura, una capacidad de equipo dotado para poder alternar con alguna chance en la A". En la nota se hace referencia a que el plantel tenía un promedio de edad alto, lo que era bastante cierto con próceres como Roque Marapodi (34 años), el Cochero Berón (32) y Pistola Garabal (30). Se valora la promoción de pibe Ángel Marcos, pero enseguida se repara en su "debilidad física para animarse el juego en profundidad.
Resume El Gráfico: "Ferro asciende a Primera pero no modifica ni renueva su orientación económica con relación al fútbol. Las condiciones, en este aspecto, no permiten inversiones de importancia en la compra de jugadores. ¿Qué puede ocurrir? Quizá la posibilidad de subsistir en la nueva categoría".
Los malos augurios de la revista no se cumplieron. Ferro arrancó la temporada ganando (1-0 a Racing) y terminó en un decoroso décimo puesto, con 9 partidos ganados, 10 perdidos y 0 de diferencia de gol. Pero, más que eso, sentó las bases para el histórico cuarto lugar del año siguiente, en el que Garabal y Berón, los veteranos, fueron de los goleadores del equipo.