La cara de Carlos Griguol lo dice todo. Carlos Espósito acaba de expulsar al Ciruja Garré -la tercera roja para Ferro en 21 minutos de juego- y el Maestro, caliente como pocas veces, parece decirles: "¡Les dije! ¡Les dije que se cuidaran, que a la menor boludez nos iban a mandar al bombo!". Porque eso fue lo que pasó el 9 de octubre de 1983: afiladísimo, el equipo estaba por quedar más puntero que nunca, pero el árbitro sacó tantas tarjetas que lo dejó en inferioridad numérica. El partido se suspendió a los 3 minutos del segundo tiempo y Ferro perdió 2 a 1.
El rival era San Lorenzo, que acababa de volver a Primera y llenaba todas las canchas. Ferro abrió el marcador a los 3 del primero con una palomita impecable de Víctor Marchesini. San Lorenzo no encontraba la pelota por ningún lado porque Ferro tocaba y la escondía. Hasta que a los 21, en una jugada típica de un partido ríspido, Jorge Brandoni le cometió una falta al Toti Iglesias; Espósito echó a Palito por el foul y al Toti por protestar. Diez contra diez para un partido chivo y totalmente abierto.
Era la fecha 21 del Metropolitano. En la ida, Ferro había ganado 1-0 con gol de Adolfino Cañete.
Con la roja a Brandoni, los jugadores de Ferro reaccionaron airadamente por el exceso de rigor del árbitro. Garré y el Fino se le acercaron y Espósito hizo de justiciero: los echó a los dos de Ferro, a propósito de que días antes la AFA había recomendado a los réferis utilizar la figura de tumulto como causal de sanción. También lo mandaron al vestuario a Griguol, a quienes tuvieron que calmar entre Marchesini y el arquero Eduardo Basigalup. Pocos minutos antes, había anulado por off side un gol de San Lorenzo y, cuando lo rodearon, actuó con una pasividad pasmosa. Ferro se quedaba con 8 jugadores.
Que fueron 7 desde los 27 minutos, por un codazo de Carlitos Arregui a Rubén Insúa. Recién así, con cuatro jugadores menos, San Lorenzo empató con un cabezazo del Pipa Higuaín. A los 44, después de una buena jugada ofensiva de Ferro, un contrataque hizo notorios todos los agujeros que había en defensa y Armando Husillos puso el 2-1.
¿Qué les habrá dicho Timoteo a los jugadores en el vestuario?
El partido no tenía demasiado sentido... A los 3 minutos del segundo tiempo, el Misionero Noremberg forzó la última expulsión al tomar de la camiseta a Rubens Navarro. El reglamento del fútbol establece que no se puede jugar con 6 jugadores. Así lo pararon al Ferro de Timoteo. Un año antes había pasado lo mismo.