El 21 de octubre de 2001, martes, Ferro fue visitante de Deportivo Morón. Los hinchas viajamos en un tren destartalado que salió desde Caballito, gratis y sin paradas intermedias, con parte de la carrocería quemada y las ventanas tapadas con chapas. El tren aguantó bien los piedrazos en las estaciones de Floresta y Villa Luro. En Morón, nos esperaron dos patrulleros y unos 50 policías de la Bonaerense, que nos hicieron cruzar un bajo a nivel y nos depositaron en la vieja cancha de Brown y Larroche. Empatamos 0 a 0. Esa tarde, Ferro llegó por primera vez a la punta de la Primera B Metropolitana.
El cuadro de Fito Della Picca venía de ganarle 3-0 en el Templo de Madera a Temperley. Era la fecha 13. Como había arrancado el torneo tarde, producto de que el juez corrupto a cargo de la quiebra lo tenía en un limbo, Ferro tuvo que jugar entre semana varios partidos para ponerse al día.
Fue un equipo que se armó sobre la marcha, con algunos jugadores de experiencia y pibes del club. Adelante jugaban el Pájaro Mangiantini, Mario Costas y él.
Luis Ángel Salmerón -el único de ese Ferro que sigue en actividad casi dos décadas después- tenía 19 años: se le nota en la cara de pibe. El Pupi venia de debutar en Primera un año antes y de comerse una lesión importante. En ese campeonato anotó 11 goles. Empezaba a hacerse goleador; empezaba a hacerse bandera.