Y como para no gritarlo... Puños bien cerrados, la mirada alta y carrera a la tribuna para festejar; nada de piruetas raras ni pasitos de baile. Ferro liquidaba el clásico del Oeste faltando 3 minutos y el Goma Vidal, autor del gol, salía disparado con la boca llena de gol.
Más todavía: con ese resultado, Ferro quedaba primero en la tabla de posiciones del Metropolitano del 67, jugadas 12 fechas. La revista Goles se refería al equipo de Antonio Garabal como "la gran revelación" del campeonato: "Se dijo que Ferro era especulación pura, que todo lo basaba en su defensa. El domingo, al menos, no fue así". Fue el 21 de mayo, en el José Amalfitani.
Ferro empezó perdiendo con un gol de Turco Wehbe; el arquero era Osvaldo Pérez, que esa tarde salió lesionado y debió ser reemplazado por Roberto Larrubia. Pero no perdió la calma, se acomodó bien en el campo y, antes de que terminara el primer tiempo, ya lo había dado vuelta con dos cabezazos, uno del Ratón Leonardi y otro de uruguayo Eduardo Collado.
En el segundo, de acuerdo a la crónica de Goles, Vélez no pudo superar "el dinamismo ni el esfuerzo" de Ferro. Fue de contrataque que el Goma venció al Gato Marín, después de varios intentos interrumpidos por faltas. 3 a 1 y a cobrar... El equipo acababa de ganar la primera rueda. De 12 puntos disputados como visitante, sumaba 11. Todo ilusión.