Ferro pudo haber ganado el Metropolitano de 1983: una inesperada derrota de local contra Platense lo retrasó en la tabla de posiciones a muy poco del cierre y, pese a haber derrotado después a Boca, terminó tercero a dos puntos del campeón, Independiente. Cacho Saccardi no pudo más que mirar casi toda la definición de ese torneo desde el banco de suplentes. A los 34 años, la rodilla derecha lo estaba poniendo en el final de su carrera. El último partido de ese certamen fue, también, el último suyo.
Se jugó el 22 de diciembre en Parque Patricios. Jorge Brandoni estaba saliendo de titular con la 5; Carlitos Arregui iba por la derecha y Oscar Acosta por la izquierda. Y Cacho, con la camiseta 14, normalmente sentado junto al arquero Ricardo Ferrero, Silvio Sotelo y algunos chicos que iban surgiendo, como Roberto Gargini. Y Timoteo.
Claudio García, el Turco, abrió el marcador para Huracán a los 11 minutos; un rato después, Palito Brandoni empató de cabeza. Ferro conservaba las chances matemáticas de quedar primero, pero estuvo errático en el ataque. Faltando 10 minutos, con Independiente y San Lorenzo -que saldría segundo- ganando sus respectivos partidos, Carlos Griguol lo codeó: «Vamos, Cacho, adentro sin calentar…», le dijo el Viejo, según reconstruyó El Gráfico en la semana siguiente.
Saccardi reemplazó al misionero Hugo Noremberg. Esos botines negros (sus preferidos, marca Puma, pero pintados todos de negro para no herir alguna susceptibilidad contractual), número 43, apenas tocaron la pelota. Entró al campo de juego para despedirse. Cacho agradeció la ovación regalando la camiseta a la tribuna.
Familia Saccardi, El Gráfico 2240