Antes de que empezara la temporada 1985/86, la revista Onze -la más prestigiosa del deporte francés- publicó un dossier con los extranjeros que se sumaban ese año a la liga. Las primeras dos páginas se las dedicó Eddy Voordeckers, un belga que se sumaba al Rennes e hizo sapo. Las dos siguientes, a Alberto José Márcico, flamante refuerzo del Toulouse, a quien ya describía como "un jugador espectacular". En el mismo campeonato se incorporaba Jorge Burruchaga al Nantes y el rosarino Rolando Barrera al Niza.
El Beto hizo una gran campaña. Debutó el 16 de julio contra el Nancy y ese mismo día metió dos goles. Con él al comando de la delantera, el Toulouse obtuvo en esa Ligue 1 un muy meritorio cuarto puesto y la clasificación para la Copa UEFA, en la que lograría la resonante eliminación del Napoli de Diego
Onze dice: "Los reclutadores europeos no deberían permanecer indiferentes ante el advenimiento de un talento como este. Márcico, "el Beethoven de Toulouse", ya había jugado unos partidos de pretemporada y, aparentemente, la había descosido. "Podemos predecir -agrega la revista- que no decepcionará a los espectadores franceses. Es un espectacular jugador y amigable como persona. Un plus de calidad para el Toulouse".
En la nota también se lo ve al Beto montado sobre la locomotora que estaba en el playón -hoy abandonada en la cancha auxiliar- con los colores de Ferro.
Jugó en la liga un total de 227 partidos con 62 goles hasta 1992, cuando regresó al país para jugar en Boca.