Fecha 21 del campeonato de Primera División de 1955: en Caballito, el último recibía al primero. Máxima recaudación de la fecha: $ 84.464. Se esperaba un partido chivo, porque Ferro estaba urgido por salir de fondo y River necesitaba despegarse de Boca, que lo igualaba en puntos.
Ferro venía de salir sexto en el torneo anterior. Tenía una buena delantera: Alberto Dezorzi, el Cochero Berón, Totó Calvanese, Nelson Martínez y el Enano Tacchi. En el arco, el Tano Roma, defendido por Rodolfo Pirone y Juan Alonso. Y en el medio, un centro half que venía de Talleres (Remedios de Escalada), suplente de Osvaldo Diez, que sería el involuntario y malogrado protagonista de la tarde: Julio Bernárdez.
El partido resultó más parejo de lo esperado. "Pesó la lógica cuando parecía asegurado el triunfo de River", tituló la revista Goles. En el primer tiempo, abrió el marcador Néstor Sívori, de cabeza tras un córner del Mono Zárate. En el segundo, empató Berón con un sorpresivo remate de 30 metros. A River le anularon un gol, pero Ferro se perdió varios en los pies de Calvanese: fue empate.
Faltando 2 minutos para el final, Ferro insistía en el ataque. La crónica relata que Bernárdez llevaba la pelota; Sívori trató de detenerlo y, "en forma involuntaria, su pie detuvo al de Bernárdez cuando éste se tiraba". Resultado: fractura de tibia y peroné. Goles (edición 384) agrega que desde la platea se escuchó el ruido de los huesos del mediocampista de Ferro.
Sus compañeros se le fueron encima a Sivori, que sufrió un ataque de nervios al ver la gravedad de la lesión. Bernárdez fue internado enseguida en el Sanatorio De Cusatis, que estaba en el barrio de Once. Y Sívori, que entonces tenía 20 años, tuvo el gesto de ir a visitarlo después del partido.
"Amigos por sobre el penoso episodio", se lee en la tapa de Goles. Bernárdez se pasó un año sin poder jugar. En 1957 reapareció en Nueva Chicago y el año siguiente se retiró en Talleres.