1963 // COBERTURA DE EL GRAFICO SOBRE EL REGRESO A LA A

El campeón no pudo festejar en el club

El ascenso de 1963 fue infartante. Última fecha: con empatar de local, el regreso a la primera división estaba asegurado. El rival era Sarmiento (Junín), que llegaba segundo y apretando. En la misma situación expectante estaban Unión (Santa Fe) y San Telmo. Todos hicieron su trabajo menos Ferro, que perdió 2 a 1. Se produjo entonces un insólito cuádruple empate en el primer lugar, lo que determinó que el torneo de la B se definiera después de Navidad. Ferro, ahí sí, ganó los 3 partidos que tuvo que jugar y volvió al lugar que le corresponde.

El tercero, definitorio, fue contra San Telmo en cancha de San Lorenzo: 3-1. Esa tarde, se arrojaron papelitos por primera vez en un partido jugado por Ferro. La gente volvió al club caminando, avenida La Plata derecho, con una campana de tren encabezando la caravana. Se produjo, además, un hecho muy propio de esos años en los que en el club todavía se discutía si el fútbol tenía que ser o no el deporte principal.

Cuenta la crónica de la revista El Gráfico que los jugadores se dirigían a la sede de Cucha Cucha en un micro, un rato después de la llegada de los hinchas. El Cochero Berón -figura de la cancha- viajaba en el asiento de atrás. A medida que se acercaban a la sede, los jugadores empezaron a sacar los brazos por las ventanillas para saludar a la gente que los esperaba. Pero cuando el ómnibus quiso detenerse, lo hicieron seguir de largo. Dice El Gráfico: "En Ferro hay un grupo que se opone al fútbol, que quiere encarrilar la actividad por otro camino. Un grupo que tal vez haga hincapié en el escándalo que puedan provocar los hinchas jubilosos en la conquista de un campeonato".

Santiago Leyden, el mejor presidente de la historia de Ferro, acababa de asumir. Su comisión directiva se encargaría de poner las cosas en claro en los años siguientes: Ferro es un club con fútbol; con muchos otros deportes y uno más popular que todos. El tiempo le daría largamente la razón.

Aquel Día de los Inocentes de 1963, hubo un jugador, Sergio Di Gioia, que amagó a bajarse del micro para discutir. El técnico campeón, el Gordo Faldutti, lo persuadió. El festejo se celebró "en el bar de la asturiana Marina, en cualquier esquina de Oeste". Los hinchas fueron hasta ahí.

Fuente: El Gráfico 2309
4 de septiembre de 2018

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