Para la fecha 18 del Campeonato 1989/90, Ferro llevaba 10 partidos sin convertir goles de jugada y, a fuerza de empates, navegaba por la mitad de la tabla de posiciones. Instituto Atlético Central Córdoba, su rival, llegaba último, cómodo. No se esperaba mucha gente en el Templo de Madera: qué mejor ocasión para la AFA que hacer un ensayo con una entrada magnética, la primera que se utilizó para el ingreso a una cancha del fútbol argentino.
La fabricó la imprenta CEDIN SA, que tenía oficinas en la calle Paraguay. No era otra cosa que una tarjeta de cartón con una banda electrónica fina en el reverso.
Esa tarde, 3 de diciembre de 1989, todos quienes ingresaron a la tribuna debieron sortear un molinete con un lector bastante rudimentario, cuando lo corriente era que un empleado del club cortara la típica entrada de papel en el ingreso de la Puerta 6. De acuerdo a lo que se publicó al día siguiente en el diario Clarín, la recaudación del partido fue de 1.540.500 Australes, con unas 2 mil personas en el estadio.
Pocos o muchos, los hinchas de Oeste se impacientaron ya a los 5 minutos de juego: “Borombombom, borombombom/Gritemos todos/Hagan un gol”, fue el cantito, según registró Crónica. A los 20 del primer tiempo, Leonardo Itabel clavó un cabezazo de pique al arco que calmó los ánimos. Y a los 7 del segundo, Humberto Fabián Biazotti, el Bocha, anotó otro –el primer de su carrera– para sellar una tranquilizadora victoria.
Las entradas las recibieron tanto quienes las compraron y también los socios, contra la exhibición del carnet. Ese año, finalmente, Ferro terminó sexto.