En la publicación oficial de Ferro de la primera mitad de los años 50s, el presidente Juan Domingo Perón aparece en casi todos los números. Inaugurando algún campeonato, entregando medallas o visitando las instalaciones del club, siempre en las primeras páginas y con grandes fotos, junto a la propaganda oficial de la época. Una de las ediciones de la revista -la número 28, de 1954- lleva su imagen incluso en la portada, con un epígrafe que lo señala como "El Primer Deportista".
Ferro nunca tuvo mayoría de simpatías peronistas. Pero el gobierno de Perón tenía su propio hombre en el club: Atilio Renzi, hincha y benefactor oficial en todos esos años. En las revistas, a Renzi se lo designa invariablemente como "amigo de la institución". Y se relata -de manera más o menos expresa- que gracias a diversas gestiones suyas Ferro accedió a facilidades que, por ejemplo, le permitieron al club crecer en infraestructura. Renzi se desempeñaba secretario personal de Eva Duarte, la esposa del General.
Era del barrio: vivía en Méndez de Andes al 1.100. Suboficial de Ejército, había conocido a Perón en el ministerio de Guerra, donde tenía como misión el mantenimiento de la flota de autos. Cuenta la leyenda que Renzi empezó a tratar a Evita en esa función y que ella le ofreció primero servir como mayordomo de la residencia presidencial, en Olivos, y que luego lo adoptó como secretario personal y asistente en la Fundación Eva Perón.
Mucho antes de eso, en mayo de 1938, Renzi fue admitido como socio del club. Sus deportes favoritos eran el fútbol y el boxeo. Parece que asistía regularmente a ver los partidos.
Con el peronismo en el poder, el entonces influyente Renzi fue designado nada menos que socio honorario de Ferro. La revista del club lo describe -muy a tono con la época- casi como un salvador omnipresente: "Él pretende que F.C. Oeste sea grande y poderoso. Y hacia ello tienden sus actos".
El mismo Charro Moreno, mejor jugador de la década anterior, relató en una entrevista de 1953 que tuvo que ir a Ferro por sugerencia de Renzi. Durante el peronismo, el mejor puesto de Ferro en los torneos de la AFA fue un sexto lugar en 1954, con el Flaco Marapodi al arco y Carlos Lara como goleador.
El historiador Ignacio Merel agrega que Renzi fue también delegado suplente del club en la AFA, presidente de la subcomisión de Fútbol y el donante de un busto de la jefa espiritual de la Nación que durante décadas estuvo en el hall de la sede.
En julio de 1955, una editorial de la revista hace referencia a "la contra" -una expresión utilizada para señalar entonces a los opositores a Perón- y lo defiende fervorosamente. "Cualquier club -dice el texto- se sentiría orgulloso de contar entre sus adictos a don Atilio Renzi (...), este Caballero del Deporte y la Modestia. Un verdadero 'corazón en la mano' como ya quedan pocos y que Ferro C. Oeste tiene la fortuna de contarlo entre los suyos".
En septiembre del 55 se produjo el golpe de la Revolución Libertadora, que derrocó a Perón y provocó un baño de sangre. Renzi había llegado a estar en el lecho de muerte de Evita. El entonces presidente de Ferro, José Gastón Bousquet, tomó una medida tan antidemocrática como el nuevo gobierno: le quitó su rango honorífico.
Quien corrigió esto fue la generación de dirigentes más importante de la historia de Ferro. En 1964, ya con Arturo Illia como presidente de la Nación, la comisión encabezada por Santiago Leyden revocó la sanción, le restituyó su condición de socio honorario e invitó a Renzi a hacer llegar a la sede de Cucha Cucha una foto carnet "a los efectos de confeccionar la credencial correspondiente".
El Peronismo utilizó el deporte como parte de su narrativa política. Así como Renzi apadrinó a Ferro, otros funcionarios de gobierno se acercaron a ayudar o a sacar partido de la relación con otros clubes: Ramón Cereijo, ministro de Hacienda, en Racing; el coronel Aníbal Imbert, amigo de Perón y compañero en el golpe de Estado del 43, en Vélez; Raúl Mende, ministro de Asuntos Técnicos, en Boca o José Constantino Barrio, ministro de Industria, en San Lorenzo.