León Diego Martínez jugaba con bermudas hasta las rodillas y el buzo, generalmente celeste, arremangado por los codos. Y sin guantes. Llegó al club en 1968, ya con poco pelo. Como a algunos otros arqueros de la época, le gustaba eso de salir lejos del área para empujar los ataques propios o atorar a los delanteros rivales. Con suerte diversa: a poco de debutar en Ferro, en cancha de Racing, el Chango Cárdenas le hizo un caño cerca del círculo central y León terminó viendo desde ahí como la pelota entraba mansita a su arco.
Era un verdadero personaje. Titular en el equipo que ascendió en 1970, en la temporada siguiente alternó en el arco con Roberto Larrubia. Pero León Martínez quedó identificado como figura de Ferro ese año por una razón distinta de sus atajadas: era oficialmente la figurita difícil de la colección Mini Álbum, de rigurosa moda entre los chicos de ese tiempo.
Estas figuritas eran chiquitas, como estampillas, de un papel más delgado que las tradicionales. Las editaba Casa Crack y las vendía en sobres de a cuatro por unidad. Se pegaban en una especie de libreta plegable de 4 páginas, de cartón, que en el reverso tenía las firmas de los jugadores. Había 20 mini álbumes, uno por cuadro.
El de Ferro incluye un grave error: donde dice “Saccardi”, quien aparece es Victorino Vega, El Lobo, un mediocampista que venía de Deportivo Morón y se retiró en Comunicaciones.
La figurita difícil era aquella que -mito o verdad- los editores imprimían de menos y, en consecuencia, se cambiaban por 10, por 100 o por 1000. En otros álbumes de los años 70, por ejemplo, las difíciles fueron las de Enzo Ferrero, de Boca, y Hugo Zavagno, de Rosario Central. Pero entre todos las colecciones que hubo en el país, desde 1911, nunca antes un jugador de Ferro había sido el más codiciado, como ocurrió con León Martínez en el 72.
Su figurita tenía una particularidad más: era la única con el autógrafo en el frente.
Martínez se había iniciado como jugador de campo en el club Sarmiento, de su Santo Tomé natal, en Corrientes. Profesionalmente arrancó en Estudiantes de Caseros. La transferencia le costó a Ferro 3,5 millones de pesos ley, según se lee en la Memoria y Balance del club; a plata de hoy, unos 10 mil dólares, pagados en dos partes: la mitad en efectivo y la diferencia en una veintena de tablones de madera que formaban parte de nuestro estadio.
Una vez retirado del fútbol, León fue ayudante de campo y preparador físico en distintos planteles con los técnicos Carlos Ischia, Miguel Brindisi y Héctor Veira.