Era una especie de rectángulo enrejado, al ras del pasto, con dos (¿o tres?) largas filas de bancos de cemento; se ubicaba en la tribuna local, a la derecha, entre las escaleras de la platea de cemento y el banderín del córner. Desde ahí, los socios vitalicios y las señoras y señoritas de Ferro podían ver los partidos. Justo esa tarde, el equipo perdió 2 a 1 con Chacarita.